El carro de labranza, un bien muy preciado

antiguamente el más preciado que había en todas las casas después de la familia y el mas era el animal y el carro de labranza (Quien tenía la suerte de tenerla). Con la introducción de los animales a los agricultores eran capaces de hacer las tareas del campo más pesadas más rápidamente gracias a la fuerza y ​​potencia de los burros, mulas o caballos. Por este motivo elanimal era uno más en la familia y valía más que no le pasara nada.

A la hora de construir un carro nuevo el dueño de la casa iba a falta carretero y tomaban las medidas del caballo o animal de pie redondo. Los carros se hacían al tamaño del animal que les tenía que llevar. Así con una regla medían la altura de las patas delanteras hasta la crin (entre cuello y hombro). Esta medida sería la que marcará el tamaño de la rueda y, de ésta, derivarían todas las demás medidas del carro de labranza.

carro de pagès amb vela

Con este método se encargaban de que el carro fuera confortable según el tamaño del animal.

A lo largo del siglo XX, las ruedas pasaron de tener 4 raigs a 16 o 18. Las varas se separaban según la anchura del animal, unos 60 cm y se curvaban con agua caliente y agua de borrajas. En primer lugar se construía el cuadrado de la caja, y luego se levantaban las barandillas y se colocaban los contratirants de hierro. Cuando la escalada estaba terminada, los carreteros y los herreros hacían las ruedas. Para terminar de decorar el carro de labranza se podía filetear el carro - recupera aquí la historia de un carretero y el filatejat -

Tal era la importancia de los carros que todo el que podía disponer de un adaptó la arquitectura de su casa para poder guardarlo y maniobrar dentro.

El carro de labranza modifica la arquitectura de las casas

Si nos fijamos, en muchos pueblos todavía encontraremos carriles en las losas de piedra de la entrada. Estos dos carriles se hacían para salvar el escalón y poder entrar el carro fácilmente. A las puertas también se ponían cantoneras para evitar que las paredes se dañen por los golpes o rozaduras que podían haber con los carros. Las puertas de la entrada se ensancharon o las construían más anchos para poder guardar el carro a salvo.

Si nos fijamos muy bien podemos ver cómo los carros dejaron su huella por allí un pasaban. El tiempo, la fricción y la historia hacen que estas marcas perduren. Consulte este interesante artículo de las roderas de Calafell, Unas roderas que son el testimonio de la herencia rural.

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