Ya ha llegado el otoño y después de las lluvias de los últimos días nos hemos encontrado muchos charcos durante las rutas. El fin de semana pasado hicimos una excursión muy especial, una celebración de 50 años que comenzaba por la mañana con una aventura en carro desde Nulles hasta Bellavista. Una comida genial en el restaurante El Caliu y para terminar un rato más de carro hasta la Cooperativa de Nulles.
Durante este recorrido el Gallo y el Chartreuse se refrescaron e incluso hicieron un sorbito de agua en los charcos que encontramos en el camino. La peor parte se la llevaron las guías, que van a pie, y se mojaron de arriba a abajo!
Cuando hace una buena temperatura y siempre que los caballos tengan unas pezuñas sanas y correctamente ferratas atravesar charcos y ríos les es beneficioso, ya que refrescan las articulaciones e hidratan el pelaje con los lodos.
Como las personas, hay caballos que no les gusta mucho el agua y con frecuencia se niegan a atravesar un charco todo rodeándolo. Esto es porque el instinto de los caballos es desconfiar y evitar pasar por los lugares de los que no confía ni ve el fondo, a menudo también los suele pasar con las rejas del suelo o los resaltes de las carreteras.
Si un caballo no está familiarizado con los charcos es posible que intente rodearlos y evitarlos. En nuestro desde pequeños, siendo aún potros, descubrimos el medio de una forma natural, la confianza que nos tenemos mutuamente caballos y humanos hace que estas pequeñas miedos se superen sin problemas.
De esta manera cuando la naturaleza nos regala estos charcos tanto los caballos como todo el que nos visitó pudieron refrescarse y disfrutar mientras atravesábamos los pequeños charcos de agua.
