Tras la llegada de la filoxera, que supuso un grave momento de crisis para la población, los habitantes de Nulles crean el sindicato de San Isidro. Esto les permite poner en común todos los recursos y conocimientos para poder sacar adelante un proyecto conjunto: levantar una bodega para el pueblo donde todas las familias puedan elaborar el vino. Para poder construir la Catedral del vino de Nulles tuvieron que pedir ayuda económica al Banco de Valls. En 1919, la Junta del Sindicato Agrícola de San Isidro, dirigida por Francisco Boronat Montserrat, encargó a César Martinell el proyecto debido a su experiencia en bodegas.
El arquitecto modernista realizó el encargo basándose en tres pilares básicos: la funcionalidad, el gusto por la tradición constructiva rural y la utilización de materiales autóctonos. El resultado fue una bodega que destaca tanto por su belleza como por reunir todos las cualidades necesarias para la elaboración del vino.
De esta manera es como la bodega empieza a crecer hasta el punto de necesitar ampliaciones que se llevó a cabo una años más tarde.
Hace más de 400 años el pueblo de Nulles esfuerza en hacer un vino de calidad y trabaja día a día para mejorar y ofrecer productos enológicos con carácter. En los últimos años Adernats ha hecho una apuesta por el enoturismo y ha abierto las puertas de la Catedral del Vino para que todos podamos disfrutar de esta obra arquitectónica. Os animamos a que descubra todos los secretos que esconde esta construcción.