Hoy os queremos descubrir esta curiosa historia que nos reencuentra con el pasado, nuevamente nos encontramos con caballos, carros y territorio.
La fuerte nevada del 2010 Palamós puso al descubierto el primer tramo del antiguo camino de arrieros que desde el valle de Benlloch de Palamós se dirige hasta Fitor. Las limpiezas realizadas permitieron sacar a la luz un camino de carros. Antiguamente esta ruta era muy transitada por ganaderos, carboneros, leñadores y sobre todo arrieros. El utilizaban para trasladar todo tipo de mercancías con carros y caballos. El camino se convirtió en una ruta indispensable para acceder a las Gavarres y otros pueblos del interior.
Carros y caballos, el pasado del territorio. Es de donde venimos, historias de arrieros, carros y oficios
La investigación a raíz del descubrimiento de esta ruta ha hecho posible conocer anécdotas y aventuras de los arrieros que frecuentaban el camino. En Palamós había algunos que ejercían de carreteros todo el año y otros que lo hacían temporalmente. Muchos de estos arrieros eran también campesinos, agricultores, artesanos o braceros. Al disponer de los medios necesarios para realizar el transporte (un burro, una mula o un carro), llevaban a cabo este trabajo eso les permitía ganarse un sobresueldo.
Normalmente, cobraban por viaje realizado o por quarteras o sumadas transportadas, o sea a destajo.
Los principales clientes de los arrieros palamosinos de la época eran, en primer lugar, el Comisionado General de las Maderas que coordinaba el traslado de árboles cortados. Los árboles llegaban a Palamós desde varios puntos de la comarca para embarcarse en barcos napolitanos. Los arrieros cargaban estas piezas de madera, generalmente de roble, y las conducían hasta el puerto donde las vendían. Sin embargo, era un trabajo duro y no ausente de problemas. El 18 de julio de 1770 la puerta de la casa que Domingo Carlos tenía en Sant Joan de Palamós quedó derrumbada por una pieza de madera. La pieza había caído del carro del arriero Francesc Mons mientras maniobraba con su caballo. Finalmente, el pobre arriero fue quien tuvo que pagar los desperfectos.
También fue frecuente el transporte de productos derivados del trabajo del corcho y de carbón procedente de las Gavarres.
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